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Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia

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Hoy cerramos este ciclo de publicaciones relacionadas con el #DíaInternacionaldelaMujerylaNiñaenlaCiencia con la colaboración de la Dra. María Cristina Solé Agustí.








¿Por qué consideras importante que se reconozca el papel de la mujer y la niña en la ciencia?


-El reconocimiento del papel de la mujer en la ciencia es clave para lograr un sistema sanitario más equitativo y eficiente. En el ámbito de la enfermería y la ciencia de los cuidados, la presencia femenina ha sido predominante, pero su contribución como líderes en investigación y coordinación de intervenciones sigue necesitando mayor visibilidad.

Mi experiencia investigadora ha demostrado que la enfermería puede desempeñar un rol central en la ciencia, más allá de la asistencia clínica, liderando programas interdisciplinares que impactan directamente en la calidad de vida de las personas. En mi tesis doctoral, por ejemplo, el programa I²AO²- family, coordinado por enfermería, ha demostrado su eficacia en la reducción del sobrepeso y la obesidad infantil, no solo desde una perspectiva biológica, sino integrando el entorno del niño, la familia, la escuela y los profesionales de la salud. Este tipo de intervenciones, lideradas por enfermeras, generan un impacto real en la salud pública y evidencian que la investigación en cuidados es tan fundamental como cualquier otra rama científica.


Visibilizar el papel de la mujer en la ciencia, y en particular en la investigación en salud, no es solo un acto de justicia, sino una necesidad para abrir camino a futuras generaciones de investigadoras. Es el momento de consolidar el conocimiento sobre cuidados y bienestar desde un enfoque preventivo y comunitario, demostrando que la ciencia no es exclusiva de unos pocos, sino una construcción colectiva que beneficia a toda la sociedad.


¿Qué tiene de atractivo para ti la investigación?


-Para mí, la investigación es el motor que impulsa la mejora continua en la atención sanitaria. Como enfermera, me apasiona generar conocimiento basado en evidencia que transforme la práctica clínica y, sobre todo, que tenga un impacto tangible en la calidad de vida de las personas. Esto es especialmente relevante en la Atención Primaria y Comunitaria, donde la prevención y la promoción de la salud son claves para construir un sistema más sostenible y humano.

Lo más enriquecedor de la investigación es ver cómo los hallazgos se traducen en mejoras reales en la vida de las personas. En el caso del programa I²AO², no solo logramos avances significativos en la salud física de los niños con obesidad, sino que también conseguimos cambios positivos en su bienestar emocional y en la adopción de hábitos saludables a largo plazo.

En nuestra región, tenemos varios ejemplos que reflejan el impacto de la investigación en cuidados y salud pública, y es significativo que más del 90% de quienes lideramos estos proyectos seamos mujeres. La implantación del Programa de Ejercicios OTAGO, diseñado para la prevención de caídas en personas mayores, y el proyecto Cuidamos+75, que evalúa el impacto de la pandemia en los mayores de 75 años y sus cuidadores, son claros ejemplos de cómo la investigación en enfermería puede generar estrategias eficaces y adaptadas a las necesidades reales de la población.

La ciencia de los cuidados no se limita a tratar enfermedades; su verdadero valor está en la promoción de la salud y el bienestar, tanto a nivel individual como en el entorno familiar y comunitario. La investigación en enfermería es clave para construir un sistema sanitario más humano, preventivo y sostenible, que no sólo cure, sino que cuide.


¿Qué consejo le darías a las mujeres y niñas que quieran comenzar su andadura en el mundo de la investigación?


Mi consejo para las mujeres y niñas que quieren dedicarse a la investigación es que confíen en su capacidad y no permitan que los estereotipos limiten sus aspiraciones. La ciencia necesita voces diversas, miradas distintas y formas de entender el mundo que rompan con los modelos tradicionales. Como mujeres, hemos demostrado una enorme capacidad para observar, analizar y transformar la realidad, pero históricamente se nos ha dado menos reconocimiento en la generación de conocimiento.

Hasta hace poco, solo se oían las voces de los hombres en la ciencia, pero ahora las mujeres también estamos sumando y liderando proyectos. Es un camino que abrieron con mucho esfuerzo mujeres brillantes, que a pesar de las barreras, hicieron aportaciones fundamentales en todas las disciplinas científicas. Gracias a ellas, hoy tenemos más oportunidades, y es nuestra responsabilidad aprovecharlas, seguir avanzando y allanar el camino para las que vienen detrás.

Dicho esto, es importante recordar que la ciencia no es cuestión de género: el conocimiento se enriquece cuando hombres y mujeres sumamos nuestras perspectivas, experiencias y formas de abordar los problemas. La investigación no avanza cuando una sola mirada predomina, sino cuando se construye desde la diversidad, con enfoques complementarios que permiten soluciones más completas y sostenibles.

Mi experiencia me ha enseñado que, cuando las mujeres lideramos proyectos científicos, aportamos una visión holística, socialmente consciente y orientada al bienestar colectivo, del mismo modo que cuando los hombres investigan, aportan un enfoques que son igualmente valiosos. Ambas perspectivas son imprescindibles, y el verdadero reto no es quién lidera, sino cómo trabajamos juntos para generar conocimiento que transforme la sociedad.

A las jóvenes investigadoras, les diría que no esperen permiso para ocupar su lugar en la ciencia. Busquen oportunidades de formación, rodéense de referentes, trabajen en equipo con otros profesionales y participen activamente en proyectos de investigación desde el inicio de su carrera. La ciencia no es solo un laboratorio o una estadística; es una herramienta para cambiar vidas y construir un mundo más justo e igualitario. Y en esa misión, las voces de todos, hombres y mujeres, son esenciales.



 

Sobre María


María Solé es especialista en enfermería familiar y comunitaria, doctora en ciencias de la Enfermería  (Universidad de Murcia, 2019), máster en Dirección y Gestión en Enfermería  (Universidad Internacional de Valencia, 2023), máster en Abordaje Integral del Paciente con Diabetes (Universidad de Alcalá de Henares, 2018) y en Ciencia y Método en Enfermería (Universidad Rovira i Virgili, 2003).

La Dra. Solé es investigadora en proyectos sobre prevención de caídas en mayores, adherencia a programas de ejercicio, impacto de la pandemia en los cuidados a los mayores de 75 años (Cuidamos +75) y educación en salud comunitaria y ha publicado en revistas científicas de impacto sobre enfermería comunitaria, prevención de caídas y educación en salud.

Actualmente, ejerce su labor como Subdirectora de Área de Continuidad de Cuidados en Enfermería del Área I del Servicio Murciano de Salud.



 
 
 

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